REFRANES
LA PRIMAVERA, LA SANGRE ALTERA
Colaboración de Julio Micó, capuchino
Después del reposo del invierno, la
naturaleza parece despertar de su sueño. La savia vuelve a correr por los
troncos y las ramas, cubriéndolas de verde en todas sus tonalidades. La vida se
hace presente de nuevo, y lo que sucede en la naturaleza pasa también en las
personas aprovechándolo para vivir otras realidades más profundas; no en vano la
Pascua, y por lo tanto la Cuaresma, se celebra siempre en primavera.
A Marzo, por ser un mes de transición,
se le atribuye todo lo raro e inestable: En Marzo la veleta, ni dos
horas se está quieta. Por eso no es extraño que nos quejemos:
Marzo marceador, que de noche llueve y de día hace sol. Y es
que en Marzo, marzadas: aire frío y granizadas. Pero no es sólo
eso, Marzo ventoso y Abril lluvioso… suelen crear una situación
en que no sabe uno a qué atenerse; de ahí que cuando el tiempo muda, la
cabra estornuda, o dicho más finamente: Sol de Marzo, médico en
casa.
Sin embargo para los de la vega del
Segura Marzo tiene la llave del año y es un mes que promete,
puesto que en Marzo, la seda en el zarzo. Tanto es así que
obrero por obrero, dámelo en Febrero; y una vieja que
lo oía, para Marzo lo quería.
Esa misma inestabilidad domina el otro
mes, pues Abriles y condes, los más traidores; o, lo que es lo
mismo: Abriles y jornaleros, pocos buenos; o también:
Abril sonriente, de frío mata a la gente. Y es que el
invierno no es pasado, mientras Abril no ha terminado. Son los últimos
fríos que suelen mezclarse con las tronadas, Abril tronado, viene buen
verano, y la lluvia: Abril, aguas mil. Por eso se
suele decir que primavera muy lluviosa, poco triguera y muy
pajosa.
Estos meses de primavera son el marco
apropiado para la Cuaresma y la Pascua; y si de esta última apenas hay refranes,
de la Cuaresma y su ambiente los hay a montones. Para empezar, ahí van algunos
referidos a los sermones: Sermón y visita, media horita, pues
los largos sermones, más mueven culos que corazones. En
realidad bien predica, quien bien vive; por eso se suele decir
que bien predica fr. Ejemplo, sin alborotar el templo.
Y es que lo importante en este tiempo
es que cambiemos para poder disfrutar de esa persona nueva que nos ofrece el
Resucitado. Esperar que cambien los demás para que todo se arregle es una
tontería, pues no entra a Misa la campana, y a todos llama. La
Cuaresma es una invitación personal al cambio; por eso, si tu casa
quieres reparar, en Marzo tendrás que empezar.
Tres son las actividades que nos
ayudan a una buena conversión: La oración, el ayuno y la limosna.
En cuanto a la primera se recomienda
estar alerta, pues cuando el diablo reza, engañar quiere, y
tener un poco de paciencia, ya que Dios suele hacerse el sordo, pero
bien que lo oye todo. Además, debe ser sincera y breve, pues
quien mucho reza, poco ofrece; por eso, oración devota
y corta, es lo que más importa. La oración, sin embargo, conviene en su
tiempo, pues todo en esta vida, quiere orden y medida; de ahí
que Vísperas de noche y Maitines de día, no placen a Dios ni a Santa
María.
La oración, además, tiene que ser
generosa, pues quien por su enemigo ruega, al cielo llega; o,
lo que es lo mismo: Quien reza por sus enemigos, tiene a Dios por buen
amigo.
Por lo que se refiere al ayuno, aunque
esté más de moda el estético -o de adelgazamiento- que el religioso, sin embargo
nos puede ayudar al cambio, por eso a fuerza de ayunos, llegan las
Pascuas.
La sobriedad en el comer siempre se ha
recomendado como saludable, de ahí que por la opulenta cocina, entra en
casa la ruina.
El asociar el ayuno con la abstinencia
ha llegado a ensalzar la comida vegetal a costa de la carne -comer
verdura es cordura; o también: Las espinacas, comidas a
sacas-, aunque a veces se haga de forma irónica. Así, perdices
todos los días, a quién no cansarían; o, todos los días
gallina, amarga la cocina. Aunque tampoco hay que pasarse, ya que
olla todos los días, a un santo cansaría.
Otra cosa es el ayuno de los pobres,
pues quien sólo tiene queso ¿Qué ha de comer sino eso? Ya que
una morcilla cada día, caro saldría. El pobre no puede elegir,
por eso tiene que comer rabanillos con pan por no haber faisán;
de ahí que suela decir: Cuando no hay jamón y lomo, de todo
como; además, si te dan lentejas ¿de qué te quejas?
El ayuno, además de ser un motivo de
vigilancia de la propia persona, tiene una dimensión solidaria, pues quien
tiene la barriga llena, por quien la tiene vacía no siente
pena; además, no con palabras, sino con migas, llenan las
barrigas.
La limosna es un gesto compasivo; por
eso, quien tiene misericordia, segura tiene la gloria, o
también: quien da, a la gloria va, pues quien al pobre
cierra la puerta, la del cielo no hallará abierta.
El dar limosna, nunca mengua
la bolsa sino que nos enriquece, pues socorrer al pordiosero,
es prestar a Dios dinero. En la limosna no puede uno actuar de forma
egoísta, y porque llevártelo no pudiste, al morir lo diste. Si
nos quedamos en la simple retórica -Por ofrecer, nadie llegó a
empobrecer- se nos podía aplicar aquello de ¿Qué cuidado tiene
Judas de los Pobres? Si la Cuaresma es una preparación para vivir mejor
el Evangelio, el ser benéfico es semejar a Dios.
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Paso la palabra. Para meditar cada día
Para contactar con Jesús Aniorte mandar un email a aniorte@totana.com
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