REFRANES
AÑO DE HIGOS, AÑO DE AMIGOS
Colaboración de Julio Micó, capuchino
Y año de brevas, año de eras. Por fin estamos en verano, tiempo de sazón y de calor; pero frío en el invierno y calor en el verano, esto es lo sano. Por eso no hay que temerle, ya que en algunas regiones en agosto, frío en rostro.
Aunque el trabajo y la economía, son la mejor lotería, después de todo un año metido en las obligaciones que nos comporta la sociedad, bien sabe el descanso, después del trabajo. Por eso estoy de acuerdo en que de jefes y burros ciegos, lo más lejos, por lo menos en vacaciones.
Porque las vacaciones son para descansar y no para “estresarse” en viajes a ninguna parte y en playas agobiantes donde no se disfruta ni se aprovecha el tiempo. Por eso, el descanso vacacional debe ser una oportunidad para seguir creciendo personalmente por medio de una actividad alternativa y complementaria a la del resto del año, de modo que la aprovechemos para entrar en contacto con nosotros mismos, pues quien no es dueño de sí, no es dueño de nada.
Muchas veces somos unos desconocidos para nosotros mismos. Tenemos tiempo para todo menos para sentarnos tranquilos, mirarnos y experimentarnos; por eso sería conveniente que hiciéramos nuestra esta verdad: Mírate a ti mismo, y entrarás en un abismo. Pero no para asustarnos y acumular nuevos miedos, sino para darnos cuenta de lo mucho que somos y tenemos y que, con frecuencia, nos pasa desapercibido. Cuántos valores dormidos esperando una señal que los haga despertar y ponerlos al servicio de los demás. Si es verdad que cada ollero alaba su puchero, también lo es que, muchas veces, no nos amamos lo suficiente y convertimos nuestra vida en un caminar sin sentido y, lo que es peor, sin aliciente para compartirla con los demás.
El verano se presta, también, para reforzar o hacer nuevas amistades. Dice el refrán, con mala intención, que higos pendientes, amigos presentes; higos cogidos, amigos idos, pero la verdad es otra, aunque nadie sabe lo que tiene, hasta que lo pierde; de ahí que valga la pena trabajarlas, pues son una ayuda inmensa par nuestra maduración personal, ya que el buen amigo, espejo es en el que me miro.
Si malo es ganar amigos perdiendo dinero, siendo aquellos falsos y éstos verdaderos, lo cierto es que las vacaciones se prestan al conocimiento de nuevas personas. Sin embargo, al entrar en contacto con otros lugares habrá que hacerlo con naturalidad y respeto, pues sería pretencioso seguir este consejo: con gente de alpargates, no te trates. En primer lugar porque los buenos modales abren puertas principales. Y después, porque no es persona baja, el que trabaja, y cada cual en su madriguera, sabe más que el que viene de fuera; o, lo que es lo mismo, más sabe el necio en su casa, que el sabio en la extraña; de ahí que se imponga una actitud respetuosa y astuta, pues adonde quiera que fueres, ten de tu parte a las mujeres.
Toda criatura, torna a su natura; por eso las vacaciones son una oportunidad de contactar con la naturaleza, pues aunque racionales, no dejamos de ser animales, y la cabra tira al monte. Al monte o a la playa, es lo mismo; lo importante es que lo hagamos con respeto y consigamos descansar.
Arroz y merluza, melón y pepino, nacen en agua y mueren en vino. Un elemento importante a la hora de plantearse el verano es el comer bien, pues el buen alimento cría entendimiento, pero siempre que se respete lo ajeno; por eso no debiera ser verdad que el mejor racimo, el de la viña del vecino, y fruta mala, pero ajena, ¡oh, qué buena! En todo caso habrá que tomar algunas precauciones como esta: Con albaricoques y brevas, agua no bebas; pero vino, todo el que puedas. En resumidas cuentas, pan, jamón y vino añejo, son los que hinchan el pellejo; pues nadie rebañando, engorda.
Puesto que acomodarse al tiempo, es de hombre discreto, una de las formas de no perder los nervios es seguir el refrán: Saber vivir, es tomar el tiempo como se vea venir; de ahí que no sea poca ciencia, tener paciencia, pues la paciencia es un tesoro, porque del plomo hace oro.
Mucho hablar y poco decir, juntos suelen ir. La verdad es que el tiempo libre y distendido, es un arma de doble filo, ya que nos puede servir para la práctica del diálogo o, también, para la murmuración, -como el perico, corto de manos y largo de pico- y una conversación sin provecho, es buena para la boca y mala para el pecho; o también: peor es resbalar con la lengua, que con los pies. En estos casos, lo mejor es seguir el sabio consejo: Ve tú por tu camino, y no te importe el del vecino.
Tal vez nos remuerda la conciencia el no ejercer de cristianos durante las vacaciones. La verdad es que si las vivimos con plenitud y alegría ya lo estamos haciendo, pues a veces vale más callar por Dios que hablar de Dios.
Vuela el tiempo, sin mover las alas, y como todo en el mundo tiene fin, hasta los higos del cofín, termino deseándoos unas buenas vacaciones.
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Paso la palabra. Para meditar cada día
Para contactar con Jesús Aniorte mandar un email a aniorte@totana.com
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