ALFARERIA
La producción
alfarera de Totana, de origen medieval, se ha mantenido hasta nuestros
días conservando el empleo de las más puras técnicas artesanales. En
la actualidad continua elaborándose un amplio repertorio de piezas,
en el que las formas tradicionales no han variado sustancialmente desde
época medieval ya que es un oficio generacional, transmitido de padres
a hijos, algunas de cuyas familias parecen remontarse a la mitad del
S. XVIII, como los Ayala; posteriormente desde la primera mitad del
S. XIX hasta hoy encontramos familias que perduran en el oficio alfarero
como los Hernández y Cánovas "Polo" o los Clemente que estuvieron
activos durante casi todo el siglo XIX.
La arcilla da vida al alfar
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Horno listo para cocer |
Para la elaboración
de las piezas se utiliza la arcilla compuesta por la - greda y la roya
- extraídas con picolas y azadones de las Canteras del Carivete que
se transportaban en carros hasta el taller. Una vez allí molidos los
componentes, se mezclan en el pilón y se baten con los pies hasta que
suelta toda la granza para posteriormente dejarla decantar en las piletas,
eliminando todas las pequeñas piedras e impurezas y así amasarla y trabajarla.
Una vez modeladas y oreadas, algunas de ellas se vidriarán y finalmente
setarán preparadas para la cocción en los hornos de leña "morunos",
tras la cual culminará un laborioso proceso que confiere a cada pieza
un acabado particular y exclusivo.
Hasta hace bien
poco todas fueron hechas para uso doméstico en la cocina, la mesa, la
conserva etc., destacando tinajas y orzas para la conservación de líquidos
y alimentos. El lebrillo, utilizado para lavar y el cántaro para el
transporte del agua, junto a especieros y botijos.
A mediados del
S. XVIII la mayoría de las afarerías se localizan en la margen izquierda
de la Rambla de la Santa - en el barrio de Triana - en el S. XIX ya
se localizan algunas en el antiguo barrio de Sevilla - hoy Paseo de
las Ollerías -. Con la llegada del nuevo siglo, la alfarería sufre oscilaciones
en su producción, sin embargo la "tinajería" experimenta una
gran actividad llegando a situarse en el primer producto alfarero. A
mediados de siglo decae este sector artesano al caer en desuso los utensilios
de uso doméstico, como el lebrillo o el cántaro y se comienzan a fabricar
piezas de jardinería como macetas y jardineras. A la vez que se produce
una gran innovación en diversidad de formas y tratamiento del barro,
se comienza a vidriar las piezas a base de vidrio transparente, se trabaja
el barro blanco. A pesar de la competitividad que existe hoy con la
producción industrial, las piezas artesanales por su belleza y variedad
de formas, son exportadas a países europeos: Francia, Bélgica, Alemania
y Holanda.
Hoy mas que
nunca se quiere mantener viva esta añeja tradición e imprimir el sello
alfarero en los jóvenes totaneros. Para ello se tiene previsto la creación
del Centro tecnológico del Barra, ubicado en un antiguo "horno
moruno" situado en el paraje conocido como el Paseo de las Ollerías,
llamado así, por ser en esta zona donde antiguamente se fabricaban las
antiguas ollas de barro.