Una de las estampas que mayor impronta nos
dejó nuestra España más clásica, la del siglo de oro de la pintura, de la
literatura y de la mística, de pícaros, lazarillos, bachilleres, dómines y otros
personajes de la plaza y el mesón, de títulos con sangre limpia y de cristianos
viejos... fue, sin duda, la aventura diaria de comer.
Desde entonces, o quizá mucho antes, el
noble acto de comer resultó un duro ejercicio para buena parte de la población,
que se las veía y se las deseaba para acostarse sin retortijones de tripas. De
aquella época en la que echarse algo sustancioso al estómago, por no decir
comer, que resulta actividad más solemne, y no digamos a diario, no era cosa
baladí se instaló en la parla diaria de los españoles constantes alusiones a
esta incierta actividad que, por lo visto, estaba reservada a los agraciados que
dirigían sus pasos en torno a la corte, a la religión y a la milicia.
Con semejantes cortedades, no resulta
extraño que la comida y, como símbolo de máxima representación, el pan,
alcanzara en el lenguaje cotidiano de los españoles un punto de referencia
absolutamente permanente no ya para expresar aspectos relacionados con su
función de primer alimento sino, y aquí es donde radica el gran papel
desempeñado por el pan en la lengua española, como punto central para expresar
sentimientos, conductas y valoraciones de todo tipo dentro de nuestra vida
diaria. De este modo todo un mundo de sentencias, dichos, frases y proverbios en
torno al pan llegó a alcanzar en España una gran difusión, sobre todo a partir
del siglo XVI, alentado especialmente por el pensamiento erasmista. Este
magnífico compendio de saber y fiolosofía que es el refranero tiene uno de sus
mejores exponentes en el Refranero General ideológico español, de Luis
Martínez Kleiser, editado por primera vez en 1953, bajo los auspicios de la Real
Academia Española de la Lengua, donde se recogen más de 65.000 refranes
españoles (y no están todos, ni mucho menos), de los que más de 300 se refieren
directamente al pan.
Con el pan, el refranero español alcanza
momentos de notable brillantez, distibuyéndose por todos los vericuetos del
cuerpo y del ánima, hasta el punto de que refranes y adagios sobre el pan y, en
general, el pan como sinónimo de todo o de cualquier alimento, pueden llenar
nuestro verbo de todos los días y casi de todos los momentos. ¿Por donde
empezar? Veamos...
Yo creo que, haciendo honor a este alimento
trascendente y trascendental, habría que decir que no hay mejor refrán que
buen vino y buen pan, destacándose así, de
modo rotundo, el papel fundamental, básico, de estos dos alimentos, los primeros
y más genuinos dentro de nuestro patrimonio gastronómico. Y de aquí nada más
sencillo que echar hacia adelante, puesto que con pan y vino se anda el
camino, igualmente que con pan y ajo crudo se anda
seguro, al decir del refrán, la mejor compañía que encontrarse pueda, si no
faltara la del fiel perro a quien el refranero no olvida en estos menesteres al
recordar al amo que bocado de mal pan, ni lo
comas ni lo des a tu can.
Es difícil encontrar una palabra que exprese
y diversifique de tal manera valoraciones y actitudes de todo tipo como lo hace
el pan, cuyas sentencias, casi todas con categoría de ley, presiden nuestros
juicios y apreciaciones de cada día. Así, la expresión pan bendito
se refiere tanto a una persona que juzgamos
excelente o, simplemente, buena, como a cualquier cosa de inmejorable calidad;
si un pedazo de pan es el juicio que nos
merece una persona bondadosa, el pan de munición se refiere a las personas de baja condición social. ¡Cuantas veces
diremos aquello de eso es pan comido
para expresar la facilidad de hacer una cosa! En ocasiones, nuestro pan de
cada día, que también hace referencia a las
cosas de carácter cotidiano, se entremezcla en otro tipo de expresiones como la
que hace referencia a la famosa visita del fraile a una casa en el campo, claro
está, a la hora de comer, donde tiene lugar el siguiente
diálogo:
- ¡Dios sea loado!,
saluda el fraile desde la puerta.
- El pan comido y el corral
cagado, contesta el labrador desde la mesa
donde llevaba a cabo su colación.
Diálogo que hace una clara alusión a que el
fraile iría derecho a la mesa, primero, y más tarde a aliviar su estómago en el
corral, para beneficio de los animales.
Proseguimos.
Si algo resulta excesivamente caro o
desproporcionado, cuesta la torta un pan, mientras que algo muy laborioso y arduo es más largo que un
día sin pan. Si queremos mostrar indiferencia,
decimos que con su pan se lo coma; si
nos referimos a algo con mucho contenido, eso tiene
miga; si deseamos expresar un claro desinterés
o manifestar nuestro amor, desinteresado, recurrimos al famoso contigo,
pan y cebolla, mientras la amistad y la unión
entre dos personas tiene su mejor expresión con no haber pan
partido entre ambos.
Para los momentos de necesidad, ya se sabe
que a buen hambre no hay pan duro,
mientras que la falta de previsión y la inminencia de una inevitable carestía se
sanciona con pan para hoy y hambre para mañana. La tacañería, la intransigencia y el menosprecio hacia el prójimo
tiene su mejor expresión en la frase negar el pan y la
sal, la inteligencia y la astucia se encierran
en lo de dame pan y díme tonto, mientras
la avaricia se sintetiza de forma contundente: el pan, aunque sea duro,
más vale para mí que para ninguno. En el lado
opuesto, en el despilfarro o en el abuso con que se tratan las cosas ajenas, el
refranero nos dice, entre otros que aluden a las sopas, que de pan ajeno,
cada sopaza como un huevo. El pan también ha sido utilizado por el
refranero para ocuparse de las cuestiones materiales con las que nos toca
enfrentarnos a diario, de ahí que los duelos con pan son
menos y donde no hay harina todo es
mohína.
Finalmente, algunos ejemplos del refranero referidos al
pan:
PAN: Donde no entra grasa,
entra pan sin tasa
PAN DE AYER: El huevo del día, el pan de ayer y el vino de un año, a nadie
hace daño
PAN DE TRIGO:Pan de trigo y leña de encina y vino de parra, sustentan la
casa
PAN DE CENTENO: Pan de centeno, con hambre es bueno
PAN BLANCO: Quien quiera más blanca
la hogaza, que amase en su casa
OTRAS CLASES DE
PAN: Pan de centeno, para tu enemigo es bueno; pan
de mijo, no se lo des a tu hijo; pan de cebada, comida de asno disimulada; pan
de panizo, fue el diablo el que lo hizo; pan de trigo candeal o tremés, lo hizo
Dios y mi pan es.
PAN CASERO: Pan casero, de ése sí quiero.
PAN
DE PANADERÍA: Pan de panadería y vino de taberna,
ni harta ni gobierna.
PAN
RECIENTE: Pan reciente, mucho en la mano y poco en
el diente.
PAN DURO: A pan de quince días, hambre de tres semanas.
PAN CALIENTE: Pan caliente, hambre
mete
PAN CON ACEITE: Al pan caliente, abrirle un hoyito y echarle
aceite.
EL PAN COMO ALIMENTO: Bocado de pan, rajilla de queso y a la bota un beso, hasta la
cena te tendrán en peso.
EXCELENCIAS DEL PAN:
Quien mucho vino
cena, poco pan almuerza.
Pan de ayer, carne de hoy
y vino de antaño.
Ni mesa sin pan, ni mocita sin
galán
Pan a hartura y vino a mesura
Pan que sobre, carne que baste y vino que falte
Pan, jamón y vino añejo, son los que hinchan el pellejo
Muchas más cosas se podrían decir del pan.
Basten, por esta ocasión, las que traemos hoy aquí, que esperamos ir completando
con otros alimentos básicos de nuestra cocina. Mientras tanto, como una
precaución del mayor interés, estaremos lo más alerta posible para que nadie
intente llevarse la llave del cajón del pan.