Francisco Murcia Crespo, Nazareno de Honor de la Semana Santa de 2017, una caminar impregnado en el servicio y la entrega
En la solidez de las experiencias que nacen del corazón y que se materializan en el compromiso cofrade, en el encuentro y en la entrega de la vida de hermandad, se fragua la esencia y el ser de muchos de los vecinos de esta tierra. En esas entrañables vivencias, moldeadas en torno a concretas devociones, que tienen a Cristo como luz de esperanza y a su Pasión como claridad en el caminar, orientando los pasos hacia la fraternidad, se acrisola el alma nazarena de Totana. En ese espíritu, en el que se comparten prácticas y realidades de la rica tradición que constituye su Semana Santa, se ha forjado la impronta que encarna y define el carácter de Francisco Murcia Crespo, Nazareno de Honor de la Semana Santa de Totana de 2017. Su callado actuar, en y desde la madurez, la generosidad de sus gestos, la apertura de su mirada abierta a todo aquello que engrandece, vigoriza y da consistencia a su hermandad, la de la Negación y Exaltación de la Cruz, y en ella y con ella, al conjunto de estas expresiones, proclama gozosa de que el dios del Evangelio nos ofrece la plenitud, el gran regalo del amor.
Desde esa perspectiva e implicado en el discurrir cofrade de Totana, Francisco se muestra como referente de un notable proceder, de una señera manera de entender esta celebración. Es, la suya, una huella que no busca agasajos sino que florece en entrega y donación a un proyecto que lleva impreso en su alma, una calidez que comenzó a brotar con los primeros latidos de la vida, impregnándose de la pasión y fervor que se respiraba en su familia. Vocaciones de esta perseverancia dan consistencia y acreditan que la valía de la colaboración, la solidaridad, la disponibilidad y el cariño a tan vibrante responsabilidad nazarena ayudan a marcar senderos en los que la existencia encuentra razón y certidumbre.
Agradecer al Ilustre Cabildo Superior de Procesiones de Totana tan congruente reconocimiento y a Francisco Murcia Crespo el legado de servicio, de testimonio, de abnegación que nos formula desde sus vínculos cofrades. Que seamos capaces de leer en estos signos, en los símbolos y manifestaciones con que anunciamos la Semana Santa, la gran llamada que Cristo nos hace a transformarnos en el radiante perfume de la caridad.
