Como ya se ha convertido en costumbre en los últimos años, la Plaza de la Constitución se convirtió en un auténtico hervidero de gente en la mañana de Jueves Santo para presenciar el traslado de los tronos desde sus sedes hasta la Iglesia de Santiago:
San Juan Evangelista, Nuestro Padre Jesús Nazareno, Jesús Flagelado, La Negación, Oración en el Huerto, Santa María Salomé, Santa Cena, Santísimo Cristo de La Caída, Jesús y la Samaritana, La Verónica, Santa María Magdalena, Nuestra Señora de Los Dolores, Coronación de Espinas y el Beso de Judas.
La lluvia hizo acto de presencia en los dos últimos pasos, lo que deslució el final de los traslados.