Un sábado, Jesús atravesaba un sembrado; sus discípulos arrancaban
espigas y, frotándolas con las manos, se comían el grano. Unos fariseos
les preguntaron: "¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?"
Jesús les replicó: "¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus
hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios, tomó los panes
presentados, que sólo pueden comer los sacerdotes, comió él y les dio a
sus compañeros." Y añadió: "El Hijo del hombre es señor del Sábado." (Lucas 6, 1-5)