Desfilaron los pasos: Beso de Judas, Jesús Flagelado, Ecce Homo, Santa María Magdalena, San Juan Evangelista y Ntra. Sra. de la Fe.
En aquel tiempo, Jesús, profundamente conmovido, dijo: Os aseguro que
uno de vosotros me va a entregar. Los discípulos se miraron unos a
otros perplejos, por no saber de quién lo decía. Uno de ellos, al que
Jesús tanto amaba, estaba a la mesa a su derecha. Simón Pedro le hizo
señas para que averiguase por quién lo decía. Entonces él, apoyándose en
el pecho de Jesús, le preguntó: "Señor, ¿quién es?" Le contestó Jesús:
"Aquél a quien yo le dé este trozo de pan untado". Y untando el pan se
lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote. Detrás del pan, entró en él
Satanás. Entonces Jesús le dijo: "Lo que tienes que hacer hazlo en
seguida". Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como
Judas guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar
lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres. Judas, después de
tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche. Cuando salió dijo
Jesús: "Ahora es glorificado el Hijo del Hombre y Dios es glorificado en
él. Por lo tanto, Dios lo va a introducir en su propia Gloria, y lo
glorificará muy pronto". Simón Pedro le dijo: "Señor, ¿a dónde vas?"
Jesús le respondió: "Adonde yo voy, no me puedes acompañar ahora, me
acompañarás más tarde". Pedro replicó: "Señor, ¿por qué no puedo
acompañarte ahora? Daré mi vida por ti". Jesús le contesto: "¿Conque
darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me
hayas negado tres veces". (Juan 13, 21-32, 36-38)