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"GUARANÁ" ACTUARA EN LA CENA-GALA DE LA XXXII TROBADA

24/08/2009

"GUARANÁ" ACTUARA EN LA CENA-GALA DE LA XXXII TROBADA

Hay artistas que pueden ser definidos con una sola palabra, pero para Guaraná necesitaríamos por los menos dos, y no es porque se trate de un dúo, sino porque Juanra y David son rockeros y honestos. No es que uno sea el rockero y el otro el honesto, sino que los dos son ambas cosas y en el fondo forman una unidad en lo que a la cuestión musical se refiere.

Por su juventud, no faltará quien piense que lo suyo ha sido llegar y besar el santo, pero lo cierto es que detrás hay un trabajo de años. Juanra Arnáiz, siendo tan solo un niño, ya se recorría todos los garitos de Alicante y su provincia. Por su parte, David Navarro, como es más joven, empezó más tarde, aunque también se hizo el circuito de las pequeñas salas con el fin de sacar la cabeza en el difícil mundo de la música. Un buen día coincidieron y formaron un trío, que no tardaría en convertirse en quinteto. Así nacía Guaraná. Aunque curiosamente, tras empezar sumando elementos, luego aprendieron a restar. Pues al principio fueron cinco, luego tres y finalmente dos. Ahí encontraron el punto ideal, porque se complementan a la perfección, vamos que Juanra y David son para el rock como Ortega y Gasset para la filosofía o Ramón y Cajal para la medicina… ¡Como! ¿Que no estoy hablando de dos personas? ¡Ya lo sé!

En cualquier caso, cuando eran cinco sacaron un primer disco (‘El efecto Guaraná’) y después el segundo (‘Vampiros en La Habana’). El tercero llegó cuando ya era un trío (‘Guaraná’) y para el cuarto, sin embargo, no eran cuatro, sino dos, aunque a nivel compositivo formaban una unidad creativa, como el filósofo y el científico. En fin, el disco se llamaba ‘La furgoneta del amor’ y fue la antesala del quinto, ‘De lao a lao’, que es precisamente el que toca presentar ahora. Así que vamos a echar mano a esa máxima taurina que afirma que ‘no hay quinto malo’, porque en este caso se cumple a rajatabla. Lo mismo a partir de ahora también habrá que aplicarla al rock.

Lo más fácil sería decir que se trata de su trabajo más maduro y, aunque no quería decirlo, el caso es que ya lo he dicho. Juanra y David han querido desnudarse y mostrarse tal como son, por lo que decidieron encargarse ellos mismos de la producción y tocar prácticamente todos los instrumentos. Algo así, como el “yo me lo guiso, yo me lo como” de Juan Palomo. Todo un acierto, porque nadie como ellos podía entender sus intenciones a la hora de crear los arreglos o enfocar el sentido de la grabación, y más tratándose de un trabajo con muchos elementos autobiográficos. Ya he dicho que en este disco se desnudan, pero habría que añadir que se desnudan para darse un baño en el Mediterráneo. No faltará quien hable de rock latino. Craso error, al menos entendiendo este concepto en el sentido que se utiliza de un tiempo a esta parte con cierto olor -no llega tan siquiera a sabor- caribeño o tropical. Ellos no se han embarcado en un viaje de ida y vuelta para buscar un latinismo postizo y esnobista, sino que ha sido precisamente el propio Mare Nostrum el que les ha unido con el antiguo Lazio.

Juanra y David, insisto, se han bañado en el Mediterráneo, pero -como nadie es perfecto- estaban convencidos de que el Mersey desemboca en este mar. Así, por ese ‘leve’ error geográfico -con tanto turista nunca se sabe-, pudieron encontrarse con el mítico Cavern de Liverpool en la zona de ocio del Puerto de Alicante. Un enigma que ellos han resuelto con doce excelentes canciones que nos van llevando por el rock y el brit-pop con sabor Mediterráneo. Así que le propongo a la Real Academia de la Lengua otra nueva definición para el término Guaraná, que es simple y llanamente ‘Rock mediterráneo’.