La calidad democrática en cualquier sistema parlamentario que se precie se manifiesta a través del nivel que demuestra la oposición institucionalizada al gobierno de turno. En sede parlamentaria, una oposición fuerte no solo se hará notar por sus aportaciones políticas, sino por el férreo control al que someterá la acción del ejecutivo. Y en las calles, una oposición se le supondrá eficiente si trabaja para construir una alternativa. Todo ello estrictamente en términos bipartidistas, que no se enfaden algunos.
Hoy domingo, más de 5000 militantes socialistas murcianos y murcianas están convocados a decidir el destino de una formación en plena batalla interna por el mando del partido regional. Se deciden dos modelos bien diferenciados: uno continuista encabezado por Francisco Lucas y el otro, algo más heterodoxo y personalista, liderado por Diego Conesa. A ambos candidatos tuvimos la oportunidad de verlos contraponer ideas (y algún que otro zasca) durante el debate que nos ofrecieron esta semana pasada. Un encuentro que interesó dentro y fuera de casa, y que nos permitió entrever las costuras de un partido que se nota que lleva 30 años sin tocar poder.
Al margen de los reproches, mientras Lucas invocó la unidad como principio y las esencias socialistas apoyándose en el discurso del PSOE de Ferraz, Conesa volvía a hacer hincapié en la necesidad de dar a las agrupaciones locales su espacio y protagonismo propios, así como aspirar a ir “más allá” de la base de fieles votantes del PSRM, para en definitiva, llegar a ser presidente.
Lo que se vino a llamar en 2019 “efecto Conesa”, no fue sino un intento de armar un discurso propio para una región singular de España (otra más, añado yo), emulando, por cierto, los exitosos modelos de otros tantos líderes socialistas en sus respectivas comunidades (Castilla La Mancha, Cataluña). Es lo que parece volver a querer hacer el ex secretario general, pero en esta ocasión corrigiendo errores. Aunque, por cierto, dudo que todo ello se pueda ejecutar con el mismo ímpetu y acierto si no se aspira a presidir el gobierno regional, por mucho que ahora les toque elegir secretario general.
No nos engañemos, una oposición que ponga contra las cuerdas al acomodado gobierno regional de López MIras y además sea capaz de ofrecer una alternativa nos conviene a todos los ciudadanos, independientemente de cual sea su opinión política, que habitamos esta región; tan poco acostumbrada, por otra parte, a los cambios, probablemente por falta de opciones sensatas.
Está claro que los problemas internos en el PSRM, a los que ha hecho reiterada referencia el candidato Lucas existen, puesto que durante esta campaña se han constatado, y seguirán existiendo hasta que el próximo socialista duerma en San Esteban. Y para mí lo más importante, no sólo en clave interna van estas elecciones primarias. De los socialistas murcianos dependerá que en la Región de Murcia haya o no una opción “votable” y, por tanto, una mejor democracia.
