En la familia en la que me crie nunca hubo participación en la Semana Santa porque vivíamos demasiado alejados de cualquiera de las sedes de las diferentes Hermandades y porque mis padres, que provenían de las zonas rurales del municipio, no habían vivido la tradición ni la implicación en esta celebración.
Una vez alcanzada la etapa adulta, y debido a diversas circunstancias en la vida, sigo sin participar en ninguna de las Cofradías y Hermandades que componen el Ilustre Cabildo Superior de Procesiones.
Es por ello que como reza el enunciado de este artículo, quiero expresar una opinión de nuestra querida Semana Santa desde el punto de vista del que la ve “desde fuera”
En primer lugar, observo que la Semana Santa en Totana es, sin lugar a dudas, el evento que aglutina una mayor participación popular. Los hermanos que acompañan a los tronos, más los portadores más los músicos de las bandas, hace que el número total de personas que desfilan en las diferentes procesiones sea muy considerable para una ciudad no tan grande.
Siempre he pensado que el hecho de que nuestro pueblo carezca de unas Fiestas de Primavera propiamente dichas, como es el caso de algunas localidades vecinas, hace por un lado que se aglutinen esfuerzos en torno a esta celebración y por otro que nuestra Semana Santa tenga ese carácter religioso y a la vez festivo. Sin duda, la primavera con su luminosidad y su calor favorece, tanto la presencia de gentes en las calles como las ganas de festejar.
Otro dato curioso a tener en cuenta es el gran número de foráneos que vienen a nuestro pueblo a disfrutar de estas fiestas; y digo “curioso” porque no hay que olvidar que Totana tiene serios competidores en localidades vecinas; tanto la Semana Santa de Lorca, como la de Murcia, Cartagena y Jumilla están declaradas de Interés Turístico Internacional y este hecho no resta público a la nuestra.
En mi opinión esto se debe a que nuestra Semana Santa es inclusiva e integradora como ninguna. Durante varios años he tenido la ocasión de ver procesiones en diversas localidades: Lorca, Alhama, Murcia, Aguilar de Campoo, Valladolid, Málaga, etc y en todas ellas siempre he tenido la sensación de ser un mero espectador. Todo lo contrario ocurre en nuestro pueblo, ya que la gente que viene a ver nuestras procesiones, no solo las ve, sino que las vive y las disfruta sintiéndose enseguida integrada en el ambiente totanero.
También creo importante reseñar que la evolución que ha tenido lugar en torno a las celebraciones y gestión de hermandades ha sido muy importante en los últimos años; Por un lado se ha aumentado el número de procesiones y de actos en torno a la Semana Santa en un intento de “estirar” las celebraciones de este evento y por otro las distintas cofradías han incrementado considerablemente el volumen de trabajo en una constante evolución y una mayor presencia en la vida cultural y social del municipio, organizando todo tipo de actividades (Belenes, exposiciones, verbenas veraniegas, actos solidarios…) Ni que decir tiene que la calidad de los tronos, uniformes, piezas musicales, etc. ha mejorado año tras año.
Para finalizar este artículo quiero reconocer el inmenso trabajo que realizan las diferentes hermandades para que esta celebración siga tan pujante en nuestro pueblo a la vez que quiero pedir disculpas por si algunas de mis opiniones han podido herir alguna sensibilidad.
Ramón Segura Ruiz