La mayoría de mujeres estamos un poco hartas, por no hablar de los muchos hombres que también lo están. Vivimos en una sociedad en la que la imagen es lo más importante, por encima de casi todo. Todos nos quejamos pero no hacemos nada para cambiarlo.
Si hiciéramos una encuesta por las calles de Totana, casi seguro que la mayoría de gente, odia esto. Cree que no es justo, se lamenta, pero se calla y procura pasar hambre, sufrir en silencio o incluso deprimirse para poder entrar en los cánones aceptados socialmente.
Nos dicen que altura hay que tener, talla, proporciones, cantidad de pelo sobre todo los chicos, hasta el grosor de labios.
Gran parte de culpa la tenemos nosotros, los medios de comunicación, que fomentamos todo esto y callamos.
Nos hemos olvidado de lo que nos enseñaron nuestros mayores, que hay que esforzarse por ser una buena persona, por tener otros valores. Sobre este asunto he hablado muchas veces con alumnos míos, sobre todo con chicas. Al final llegamos a la conclusión de que la sociedad está equivocada. Un físico, ni siquiera siendo perfecto, nos da la felicidad. La felicidad nos la da estar rodeado de la gente que nos quiere, que nos hace sentir seguros. La gente que nos acepta como somos y ante la que no tenemos que fingir lo que somos. Nos sentimos felices también cuando ayudamos a los demás, cuando hacemos las cosas bien, cuando tenemos la conciencia tranquila y libre de envidias, de rencores y odios. En resumen, cuando estamos tranquilos y nos sentimos amados. (lo de "contigo, pan y cebolla" es un poco exagerado, pero también un poco cierto)
Deberíamos de hacer algo. Estar callados no sirve de nada. A veces vemos que muchos jóvenes no sólo viven infelices, sino que a veces incluso enferman por culpa de la imagen. Deberíamos de pararlo. Muchas asociaciones intentan librar esta lucha, pero no suelen contar con mucho apoyo. Quizás estamos demasiado ocupados con otras cosas, pero entonces no podemos lamentarnos.
Recuperemos esos antiguos valores. El respeto, la dignidad, la lealtad, la generosidad, la bondad y dejemos de mirar a las personas por lo que aparentan. Mirémosles por lo que son en realidad. Por lo que somos en realidad.
Cuidemos nuestra alimentación, pero para estar más sanos. En Totana tenemos unos nutricionistas estupendos que nos podrán ayudar si lo necesitamos. Pero dejemos de pensar en cómo nos ven los demás y pensemos como nos vemos nosotros mismos.
Desde bien cría aprendí a no hacer demasiado caso a lo que opinaban de mí. Aunque he de confesar que a veces también caí en ello. Cuanto más tiempo pasa más cuenta me doy de lo importante que es aprender a querernos. Es la actitud más sana para la mente.
En mi caso el tiempo pasa, llegan canas, arrugas … pero he decidido quererme. Es verdad que hay muchísimas operaciones que podrían intentar paliar todas estas cosas, pero me quiero demasiado, así que he hecho mía una vieja frase "Si no te gusto, no me mires".
Estoy segura de que aquellos que me quieren de verdad, seguirán haciéndolo. Y a los demás, pues me los pasaré, como he hecho siempre, por el arco del triunfo.
Manoli Cánovas. Periodista y licenciada en Historia