Me niego a cerrar 2020 con un portazo… Prefiero salir al balcón para aplaudir y agradecer, una vez más, la gran labor, entrega y dedicación de los sanitarios y todos los sectores esenciales durante la crisis.
Me niego a terminar 2020 maldiciéndolo… Prefiero alabar y bendecir la responsabilidad, paciencia y empatía de la inmensa mayoría de los ciudadanos.
Me niego a acabar 2020 queriendo borrar de mi mente el dolor y sufrimiento que nos ha traído… Prefiero sanar mis heridas con el amor que ha brotado entre las grietas de la incertidumbre y el miedo.
Me niego a dar carpetazo a 2020… Prefiero continuar activa y alerta, repasando y corrigiendo errores cometidos, con el fin de ir recorriendo con firmeza el camino hasta conseguir una sociedad regida por la unidad.
Me niego a arrojar piedras sobre 2020… Prefiero dejarle un ramo de rosas blancas y darle, como despedida, todos los abrazos que no pude dar a los que ya se fueron de nuestro lado.
Me niego a olvidar 2020… Prefiero recordar y guardar como un tesoro las grandes lecciones que nos ha enseñado.
Me niego a enterrar 2020… Prefiero seguir velándolo y tener siempre presente lo insignificantes que somos, para que la humildad nos ayude a posar nuestros pies en esta bendita Tierra que nos acoge y, así, pongamos todo el empeño en cuidarla con todo nuestro amor.
Me niego a concluir 2020 con un punto final… Prefiero continuar escribiendo las palabras que serán como auténticas semillas de las que surgirá la nueva humanidad: paz, igualdad, respeto, empatía, solidaridad, justicia…
Me niego a despedir 2020 sintiéndome desgraciada… Prefiero agradecer de todo corazón a la Vida la gran oportunidad que nos brinda de aprender a hacer un mundo mejor.
Hoy, último día del año, cuando estén dando las doce campanadas, pronunciaré doce veces la palabra más valiosa de todas: ¡GRACIAS!
Y recibiré al nuevo año con el corazón repleto de Fe, Esperanza y Amor.
Aplaudamos, hoy y siempre, a la Vida.
¡FELIZ AÑO! ¡FELIZ VIDA!
Aurelia García
Psicóloga - escritora