Sin perder la fe

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Sin perder la fe

Un año distinto. Llevo peregrinando a Lourdes 27 años, viajes que he realizado en tren y en los últimos años en bus con mi delegación de Totana, peregrinaciones que se realizan todos los años en el mes de junio, aunque debo de confesar que a veces cojo mi coche algún fin de semana y me voy para allá.

Explicar las vivencias de Lourdes no es nada fácil, los sentimientos y los momentos vividos van siempre en el corazón y forman parte de la persona y a veces expresarlo cuesta mucho. Cuando mis amistades o familiares me preguntan y se admiran de cómo puedo estar yendo tantos años, lo único que hago es animarlos para que puedan vivir y sentir lo que vivo yo en cada peregrinación que nunca es igual.

Mirar en la gruta a nuestra Madre y decirle GRACIAS por tanto que nos da...  es la meta que año tras año me hace volver, junto con el cariño que me regalan nuestros hermanos enfermos en cada peregrinación. Ser manos, pies, ojos, oídos de los que carecen de ello es sentir que estás haciendo feliz a tu prójimo, es vivir al mismo tiempo la unión de hermanos de un solo padre Dios.

Peregrinar para mí es compromiso, vivir, sentir, compartir y ayudar, hacer una Hospitalidad más grande y hermosa donde sin duda el centro de todo son nuestros hermanos enfermos junto a nuestra Madre, presente no solo en Lourdes sino el resto del año.

Cumplir como hospitalario te llena de energía y te ayuda en la lucha cotidiana del día a día, vivir Lourdes solo en Francia sería un fracaso, pero sí que es verdad que la verdadera “carga” que necesita mi corazón la recojo año tras año siempre allí.

Este año 2020 esta siendo imposible poder ponerme frente a La Virgen en su gruta de Massabielle y poder decir "GRACIAS MADRE" porque no nos dejas solos.

Si, gracias porque a pesar de los momentos difíciles que estamos viviendo no perdemos la esperanza, si algo me ha ayudado es estos últimos meses ha sido eso, despertar, trabajar y soñar pensando que nada podrá con nosotros, (nos somos dueños de nada y debemos de aceptar lo que nos venga) que cada día cuando iba a mi trabajo no estaba solo, que cuando estaba a los pies de la cama de un enfermo tampoco lo estaba y cuando volvía a casa me sentía protegido y con orgullo de lo que había hecho, sabía que Dios estaba conmigo.

Tener Fe es algo que me ha ayudado a vivir y soportar esta terrible pandemia que nos ha tocado , y en la que seguimos luchando día a día.

Trabajar con enfermos y poder darte por entero a ellos te hace sentir que Dios te puso para ello y que debes de hacerlo de la mejor forma posible entregándote por completo no solo de modo profesional si no de la formas más humanos posible, siendo a veces el cuidador, el familiar, el amigo, siendo la persona que te miran pidiendo que le ayudes y no solo le pongas la medicación sino que le digas unas palabras de consuelo y le des tu mano y tu mejor sonrisa.

Trabajar en algo que te gusta te llena el corazón y a la vez te hace sentirte feliz y entregarte a ello. Nos ha tocado Cambiar el ritmo de vida, de actividades, de reuniones, actos, de fiestas ... es algo que no está costando mucho a todos pero nos queda LA ESPERANZA que saldremos adelante de este mal sueño.

Animo desde estas humildes palabras a tantas personas que no se deciden a tener Esperanza, que se niegan a tener FE, les digo que se animen y saquen de cada momento que viven algo positivo. Porque no estar solo sabiendo que Dios está contigo en un alivio grandísimo en estos momentos que nos está tocado vivir.

Antonio García Martínez 
(Técnico en Cuidado de Auxiliar de Enfermería)

 

Sin perder la fe, Foto 1
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