Una de las celebraciones religiosas de mayor arraigo en el Municipio de Totana, es la que tiene lugar cada año el primer viernes del mes de marzo, en la Parroquia de las Tres Avemarías: el día del Cristo de Medinaceli.
Atendiendo a las antiguas crónicas, la devoción a esta imagen cristológica se celebra en nuestra localidad, desde la llegada de los Frailes Capuchinos a Totana en el siglo XIX.
Este año 2022, la celebración de este día coincide con el primer viernes de Cuaresma.
¿Cómo surge la devoción al Cristo de Medinaceli?
La que tenemos en Totana es una copia de la imagen original que se conserva en la Basílica de “Jesús de Medinaceli” de Madrid. Esa primera imagen data de la primera mitad del siglo XVII y fue encargada por los Padres Capuchinos de Sevilla, que la llevaron a las colonias españolas del norte de África. Concretamente fue llevada a la iglesia que había en la plaza fuerte de Mámora (actual Mehdía en Marruecos), para culto de los soldados españoles.
En Abril del año 1681, la imagen cayó en manos de los musulmanes los cuales la ultrajaron, la arrastraron por las calles de Mequinez, y la tuvieron “prisionera”, hasta que los Padres Trinitarios, consiguieron pactar su rescate. De ahí que también se asocie con la denominación del Cristo del Rescate o Rescatado.
En el verano de 1682 la imagen llegó a Madrid, siendo recibida con gran júbilo por todo el pueblo madrileño de la época. El escapulario que la imagen lleva sobre el pecho y la espalda nos evoca la acción de los Trinitarios (cruz roja y azul sobre fondo blanco).
Desde aquel lejano año, el primer viernes de marzo, se repite en Madrid este acontecimiento, al que asisten miles y miles de devotos -incluidos los miembros de la Casa Real-, que forman filas kilométricas y esperan largas horas, para encontrarse durante unos instantes, ante la imagen de Jesús de Medinaceli.
¿Qué representa la imagen del Cristo de Medinaceli?
El Cristo de Medinaceli -o Nuestro Padre Jesús de Medinaceli-, es una imagen de Jesús de Nazaret que evoca el momento de su Pasión, cuando Poncio Pilato lo presenta al pueblo, en el primer Viernes Santo de la historia.
El rito del besapié y el rezo del Credo.
La tradición nos indica que este día se ha de hacer una visita a la imagen del Cristo de Medinaceli, para rezar ante ella y besar el pie de la imagen.
Pero puesto que seguimos sufriendo los efectos de la pandemia -y al igual que se hizo en los dos años anteriores-, el rito del besapié es sustituido por la inclinación de cabeza, como medida de prevención y seguridad. También se guardarán en todo momento las debidas distancias de separación entre los asistentes, y se velará con todo rigor, para que el aforo no se rebase en ningún momento. Y para garantizar aún más la seguridad -y atendiendo a que las dimensiones de la capilla del Cristo de Medinaceli tienen una dimensiones reducidas-, la imagen del Cristo en lugar de estar en su Capilla habitual, se ha situado a los pies del Altar Mayor.
Según la centenaria tradición totanera, ante la imagen de Jesús de Medinaceli, los devotos rezamos tres Credos y expresamos los tres deseos que más anhelamos que Jesús nos conceda. Los deseos que más solicitan los devotos son que nos libre de todo tipo de “cautiverios”, es decir, de enfermedades, de vernos sin trabajo, de caer en rencillas, etc.
Para facilitar que todas las personas que lo desearan pudieran acercarse a visitar la imagen del Cristo de Medinaceli, las puertas de la Parroquia de las Tres Avemarías permanecieron abiertas en horario ininterrumpido, desde las 07 de la mañana, hasta la finalización del Vía Crucis de la noche.