La sala de Exposiciones Gregorio Cebrián acoge hasta el 10 de noviembre la muestra "Carne y Piedra, líneas generales de investigación en la fotografía contemporánea", integrada en el Circuito de Artes Visuales de la Región de Murcia.
Las fotografías de dieciséis artistas, consagrados y jóvenes promesas, como los hermanos Raúl y Sergio Belinchón, Daniela Edburg o Nobuyoshi Araki permanecerán en la Sala de Exposiciones en horario de 18:00 a 21:00 horas los días laborales y los sábados de 11:00 a 14:00 horas y de 18:00 a 21:00 horas.
Se trata de una veintena de fotografías, pertenecientes a dieciséis artistas consagrados y jóvenes promesas, mediante las que se pretende analizar la relación entre cuerpo y espacio en la fotografía contemporánea internacional.
La muestra fue visitada ayer por el concejal de Cultura Popular, Alfonso Cayuela, y el director de la misma, Nacho Ruiz, quienes subrayaron la importancia de esta muestra en la que se recogen obras importantes que han recorrido museos como el Reina Sofía.
Texto introductorio de la muestra
A la hora de analizar la historia de la fotografía como proceso artístico, es muy difícil fijar el momento en el que se disocia la voluntad estrictamente documental y la voluntad artística. Sin embargo, desde los años 60, ambas concepciones acaban siendo igualmente "artistificadas", como deja ver bien a las claras la tendencia documental que ha primado a mediados de la década pasada.
Independientemente de la voluntad más o menos subjetiva, hay dos polos que abarcan la casi totalidad del trabajo fotográfico que consideramos artístico: la arquitectura y el cuerpo.
Por lógica podríamos pensar que la tendencia a lo arquitectónico debería ser más documental, y sin embargo la alteración de lo reflejado que representa photoshop ha hecho de la arquitectura un elemento mutable y fácilmente convertible en parte de un juego subjetivo.
Por otra parte el cuerpo, que debería focalizar las tendencias preformativas, acaba recibiendo tratamientos que en algunos casos lo terminan por objetualizar. En ese sentido, y dentro de esta muestra, la obra de Joseph Beuys recurre a la fotografía de una manera ambigua, y así las figuras humanas son restos documentales mientras las esculturas acaban siendo verdaderos retratos.
Si alguien puede servirnos para ilustrar este concepto de objetualización del cuerpo es sin duda Daniele Buetti, con sus modelos grabadas, convertidas en lienzo de la pasión por la moda. Un horror vacui de una dureza especialmente marcada.
Frente a esta posición, la ironía del Erwin Wurm, que convierte el cuerpo en un juguete mediante sus Ready made de un minuto. La pieza que podemos ver en esta muestra es una de las más significativas del artista: El propio artista pidiendo caridad.
Los términos que dan título a la muestra nos sirven simplemente como dos puntales entre los que posicionar tendencias que en muchos casos son irreconciliables. Del frío glaciar del hogar medio alemán en los años 80, mediante la magistral visión de Thomas Ruff a los edificios anodinos que florecieron en España durante los 90, plasmado por Sergio Belinchón. De la ambigüedad de Aitor Ortiz y la dualidad entre arquitectura y sueño a la espectacularización de la arquitectura en la serie Patios de Butacas de Raúl Belinchón. No hay una visión única, como no la hay del propio cuerpo.
Estos cuerpos desnudos vistos por Per Barclay distan millas de la objetualización de la mujer en Nobuyoshi Araki, y entre todos ellos, algunos artistas que buscan en las rendijas de la propia fotografía, logrando que el motivo sea tan misterioso como fuerte el deseo de cuestionarse las propias identidades.
Alfredo Jaar enfrentado a la escalera y utilizando a Picasso como pretexto, Ptrick Jolley y Reynold Reynolds quemando una casa para plasmar el límite extremo de la cotidianidad cuando esta ya no es soportable.