La Guardia Civil desalojó en la madrugada del jueves de la semana pasada un edificio-patera en el que vivían hacinados 37 inmigrantes de origen ecuatoriano. En esta operación especial colaboraron también efectivos de la Policía Local.
Los inmigrantes al parecer vivían en un mismo edificio y dormían en pequeñas habitaciones o habitáculos de sólo tres metros cuadrados, que estaban separadas unas de otras por simples paneles de chapa.
Al parecer, cada uno de los inquilinos pagaba al propietario del inmueble entre 60 y 100 euros mensuales por vivir en este lugar. Entre los inmigrantes desalojados había seis mujeres y dos niños.
La operación de desalojo se produjo sobre las seis de la madrugada, cuando los agentes se personaron en el edificio, ubicado en la avenida de Lorca, y en cuya entrada un cartel rezaba el lema “Se prohíve la entrada a toda persona ajena a estas instalaciones viviendas”. Los inquilinos, la gran mayoría de los cuales al parecer se encontraban en situación irregular en España, fueron trasladados al cuartel de la Guardia Civil de Totana.
Por su parte, el dueño de la vivienda, M.A.M., de 67 años de edad y vecino de Totana, fue trasladado al cuartel de la Guardia Civil, donde tras prestar declaración quedó en libertad.
Los agentes tuvieron que acceder al edificio con mascarillas debido a que el olor era insoportable, parece ser que debido, entre otras cuestiones, a la cercanía entre los cuartos, el aseo y la zona donde cocinaban.
Además, por la mañana acudieron técnicos de la Concejalía de Sanidad junto con el veterinario municipal, para analizar la situación higiénico sanitaria que presentaba el inmueble donde residían los inmigrantes, y certificaron que el interior de la vivienda tenía unas condiciones insalubres.
