El concejal del Grupo Municipal de Izquierda Unida Pedro Martínez Gómez ha elevado una moción al Pleno de la Corporación en la que propone que se refleje en los presupuestos del año 2004 una partida destinada a la elaboración de un proyecto o un anteproyecto, según proceda, sobre regulación y encauzamiento de la rambla de Lébor de Totana. Además, se propone que se dé traslado de este acuerdo a la Confederación Hidrográfica del Segura urgiendo a la financiación de las obras conducentes a la regulación y encauzamiento de la Rambla de Lébor de Totana.
El edil de IU apunta que el exceso de precipitaciones en algunos momentos, sobre todo en la época de finales del verano o comienzos del otoño, ha supuesto a lo largo de la historia para los campos totaneros y su agricultura «un hándicap tan grande como la escasez de agua». El edil recuerda que este exceso de precipitaciones ha sido particularmente dañino en las proximidades de los cauces naturales de agua como la rambla de Lébor y recuerda en este sentido la riada sufrida en septiembre de 1989, donde las aguas torrenciales a través de la rambla de Lébor ocasionaron cuantiosas pérdidas en la agricultura y ganadería.
Martínez Goméz indica que la rambla de Lébor es una de las más emblemáticas del municipio y detalla que su nacimiento se produce en el paraje de La Carrasca a los pies del Morrón de Espuña en la confluencia de los barrancos de Enmedio y del Infierno. «Esta rambla pasa por ser la potencialmente más caudalosa de nuestro municipio en caso de fuertes precipitaciones al recibir todas las aguas pluviales de la vertiente sur este de Sierra Espuña. Por otro lado, la construcción de la autovía Murcia-Andalucía (inaugurada en 1993) ha supuesto un auténtico «tapón» para su cauce a unos 7 kilómetros del punto de su desembocadura natural en el río Guadalentín» indica Martínez Gómez, al tiempo que añade que «esta probablemente es la «cara» más oscura de esta inmensa rambla que con un recorrido de más de 25 kilómetros circundando la cara sur de Sierra Espuña puede canalizar miles de metros cúbicos en muy poco tiempo con el riesgo que esto conlleva». El último ejemplo de este riesgo, indica, se sufrió en septiembre de 1997, cuando las lluvias torrenciales canalizadas por esta rambla inundaron una superficie de más de 200 hectáreas de terreno junto a la autovía.
Martínez Gómez expone que «la regulación de la rambla de Lébor pasa por la construcción de algunas pequeñas presas en su cauce que podrían aumentar la capacidad de aumular agua de la rambla con el consiguiente aumento de lixiviaciones que pueden redundar en un gran beneficio para el grandemente esquilmado acuífero del Guadalentín. Por otro lado, es de gran importancia también su encauzamiento hasta el río Guadalentín (unos 7 kilómetros de trazado) que podría solucionar el grave problema de esta rambla en caso de fuertes precipitaciones e inundaciones».
Además, el edil de IU recuerda que «estas obras de encauzamiento y regulación han sido planeadas por las diferentes administraciones centrales, en la actualidad el Ministerio de Medio Ambiente a través de la Confederación Hidrográfica del Segura» y recuerda en este sentido que estas obras ya estaban recogidas en su totalidad o en parte en los Planes sobre Avenidas de principios de los años noventa o el actual Plan Hidrológico Nacional: «Sin embargo, desde el Grupo Municipal de IU observamos cómo la demora de estas obras es sustancial y en caso de gota fría la situación actual de desregulación puede originar cuantiosas pérdidas materiales», matiza Martínez Gómez.