Totana vivió el pasado lunes, 8 de diciembre, uno de los días grandes de sus fiestas patronales. La imagen de Santa Eulalia de Mérida bajó en romería acompañada por miles de personas desde su Santuario, en pleno corazón de Sierra Espuña, hasta la ciudad.
A las nueve de la mañana, el volteo de campanas anunciaba la aparición de la imagen de Santa Eulalia por la puerta de su ermita. Las numerosas personas que esperaban en el atrio la recibía con vítores, aplausos y emoción contenida. Era el momento en que se iniciaba la bajada.
Previamente, a las ocho de la mañana se había celebrado una misa en el santuario y había tenido también lugar la tradicional chocolatada con la que la Concejalía de Festejos invita en esa fría mañana. En las inmediaciones del Santuario se iban apagando las hogueras encendidas para cocinar migas y otras viandas, entre ellas las de los cinco participantes en el primer concurso de migas organizado este año por la sociedad municipal Alojamientos de La Santa. Había sido una madrugada larga pero emocionante, y en la que no faltó la típica "mantellina" para ayudar a entrar en calor.
Durante el camino de descenso, la imagen de la Patrona estuvo arropada por la música de las cuadrillas, que entonaron cánticos dedicados a Santa Eulalia, y que iban de boca en boca de los participantes en esta multitudinaria romería, como muestra del fervor y cariño por la Santa.
En el camino, Santa Eulalia, como siempre, portada a hombros por los hermanos de la Santa. Esta agrupación de 17 hombres, ataviados con sus pañuelos rojos en la cabeza, se convierten en continuadores de la hermosa tradición que es portar la imagen. La patrona, ataviada con su traje rojo martirio y su toca de romera, resaltaba entre la riada humana, sobre su trono adornado con flores.
Al llegar al paraje de Los Huertos, algunos vecinos de esa zona acercaron hasta el camino mesas para descansar la imagen y que los portadores, a quienes agasajaron con dulces y otras viandas, repusieran fuerzas.
A las doce, la imagen llegó al paraje de El Rulo, donde fue recibida, como es tradición, por la autoridades locales y por otras muchas personas que no la habían acompañado en su descenso.
Una traca y el himno nacional interpretado por la Banda de la Agrupación Musical de Totana recibieron a Santa Eulalia, que desde allí, fue llevada hasta la ermita de San Roque. Allí entró entre los aplausos de todas las personas allí congregadas que entonaron con emoción el Himno a Santa Eulalia.