La joven ecuatoriana María Fernanda Niquinga Garcel, que apareció muerta el miércoles de la semana pasada en Totana, fue enterrada el pasado sábado, 19 de octubre, en el cementerio «Nuestra Señora del Carmen» de esta localidad, en medio del dolor de la familia y conocidos. Cerca de doscientas personas, en su mayoría ecuatorianos residentes en esta ciudad, acudieron a darle el último adiós.
El cuerpo de María Fernanda, que en el momento de su muerte se encontraba en avanzado estado de gestación, había sido velado la noche anterior en la funeraria "Nuestra Señora del Carmen" de la localidad.
La trágica muerte propició el triste encuentro de toda la familia, ya que hasta Totana se desplazaron algunos hermanos de la fallecida que vivían fuera, entre ellas dos hermanas que residen desde hace seis años en Bélgica y desde entonces no veían a María Fernanda.
A las once de la mañana, el féretro fue portado a hombros por familiares y amigos, hasta la Parroquia de las Tres Avemarías del Convento de San Buenaventura, precedido por algunas mujeres compatriotas que portaban ramos de flores. Allí se ofició una misa en su memoria, en el transcurso de la cual el párroco Vicente Gómez la recordó a ella y también a su hijo Alejandro en varias ocasiones.
Posteriormente, los restos mortales fueron trasladados en el coche fúnebre y seguido por el triste cortejo hasta el camposanto local, donde recibió sepultura en un nicho cedido por el Ayuntamiento. Previamente, como es costumbre en Totana, el enterrador Juan Martínez rezó una estación en la puerta
de la ermita del cementerio. A su término, un hermano de la fallecida, Julio Niquinga, quiso dirigir unas palabras de agradecimiento "a todas las personas de buena voluntad" su apoyo en los momentos de dolor, tanto a sus compatriotas como a los españoles.
Los momentos más dramáticos se vivieron cuando el féretro fue introducido en el interior del nicho. Las hermanas y la madre de la fallecida se preguntaban entre sollozos "¿por qué nos dejas?, ¿por qué te quedas aquí?" o suplicaban "No se lleven a mi hijita" y "No la tapen". Sobre todo una de las hermanas, que residía en la misma vivienda que la joven fallecida, protagonizó escenas de gran dramatismo, y tuvo que ser ayudada por sus familiares.
En el funeral quisieron acompañar a la familia compatriotas que conocían a la joven fallecida y también otros que al tener noticia del suceso quisieron apoyarles en esos momentos de dolor. De hecho, se vieron familias de inmigrantes con niños pequeños. También se pudo ver a algunos pocos vecinos totaneros, conocidos de la familia, entre ellos compañeros del bar, próximo a su vivienda, donde trabajó la joven durante algún tiempo.
El viernes, 25 de octubre, a las 8,30 de la tarde, se oficiará una misa de difuntos por María Fernanda en la Parroquia de las Tres Avemarías.