Otro de los grandes motivos por los que los españoles debemos sentir admiración y orgullo, es nuestro incomparable legado literario. Y atendiendo a este particular, quiero destacar que hoy estamos de aniversario, pues se cumplen 420 años de la publicación de la primera parte de la obra literaria más universal escrita en español: Don Quijote de la Mancha.
Sin lugar a duda, esta obra cumbre de la Literatura Universal contiene una de las narraciones más bellas y complejas del mundo. Su autor, el novelista, dramaturgo, poeta y destacado militar español Don Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616), marcó un hito en la historia de la literatura al dar forma a la que hoy conocemos como la primera novela moderna. Desde su primera edición en 1605, Don Quijote ha trascendido su época, cautivando a generaciones de lectores y convirtiéndose en una referencia obligada para entender la literatura, y también reflexionar sobre la condición humana.
Su faceta como militar quizás sea menos conocida, pero las crónicas de la época nos muestran que desarrolló una brillante carrera en los Tercios en los que sirvió, y sus experiencias y vivencias como soldado quedaron patentes en toda su obra.
Una de las razones por las que esta novela sigue siendo relevante -aun a pesar de los 420 años que han transcurrido desde que se publicó la primera parte el 16 de enero del año 1605-, es su capacidad para combinar magistralmente el humor, la crítica social y la reflexión filosófica.
En el Quijote, Cervantes plantea el eterno dilema entre el idealismo y el realismo, a través de sus dos inolvidables protagonistas: Don Quijote, el caballero de la Triste Figura, y Sancho Panza, su fiel y leal escudero, el cual es el portavoz continuo de la sensatez terrenal. Juntos, nos enseñan el valor de perseguir ideales, incluso cuando parecen inalcanzables, y nos invitan a reflexionar sobre la importancia de la amistad, la lealtad y el respeto por los más débiles y desvalidos.
Asimismo, Don Quijote transmite valores universales como la justicia, la bondad y la lucha por un mundo mejor. A través de sus aventuras -y muchas desventuras-, el ingenioso hidalgo de la Mancha nos recuerda que, aunque la vida sea muchas veces dura, e incluso a menudo incomprensible, siempre hay espacio para la esperanza, la creatividad y el esfuerzo por cambiar las cosas.
La influencia de esta obra va mucho más allá de las fronteras de nuestra querida España, pues ha sido traducida a más de 140 idiomas, lo que la convierte en una de las obras más leídas y publicadas de la historia, solo comparable con la Biblia.
También hay que tener muy presente el impacto que esta obra ha tenido en la cultura universal, pues en ella se inspiraron escritores como Shakespeare, George Orwell, Dostoyevski, Unamuno, Rubén Darío… Y también artistas (pintores, escultores, dibujantes, grabadores…) como Juan de Mesa, Ribera, Zurbarán, Velázquez, Alonso Cano, Goya, Picasso, Dalí, etc., quienes encontraron en el caballero de la Mancha una importante fuente de inspiración.
Y también quiero destacar que la vigencia de los temas que aborda Cervantes en el Quijote, sigue siendo de total actualidad pues nuestro mundo actual está marcado por los cambios y las incertidumbres. Frente a ello, la figura de Don Quijote se erige como un recordatorio de que los sueños, por más descabellados que parezcan, tienen el poder de transformar nuestra realidad. Por ese motivo vemos que su legado no solo vive en las páginas de la novela, sino también en las numerosas adaptaciones cinematográficas, teatrales y artísticas que han mantenido viva su esencia a lo largo del tiempo.
Por tanto, al celebrar los 420 años de la publicación de la primera parte de Don Quijote de la Mancha, rendimos homenaje no solo a la genialidad de Cervantes, sino también a los valores imperecederos que esta obra representa. Esta obra ha sido, es y será, un testimonio eterno de la riqueza de nuestra lengua, de nuestra historia, de nuestra cultura, de nuestras tradiciones… es decir, de la grandeza de España.
Y quiero concluir este breve artículo, con una invitación especial a todos los lectores para que se animen a conocer y/o releer las aventuras de Don Quijote de la Mancha, pues en cada aventura del hidalgo manchego, podrán descubrir la profundidad de los valores que Cervantes quiso transmitirnos: el poder transformador de los sueños; la lucha incansable por ideales nobles; el arte de encontrar humanidad en cada rincón de la vida; etc.
Leer, valorar y estudiar esta obra no es solo un tributo a nuestro pasado literario, sino un viaje hacia la esencia misma de la condición humana. Porque al igual que le ocurría a Don Quijote, en nuestra vida cotidiana, cada lector tiene la oportunidad de descubrir que puede ser también un poco caballero andante.
