Cuando vine a Totana leía naturalmente cada semana Línea Local para conocer las vicisitudes del lugar en que vivía aunque me marchaba todos los días a trabajar fuera y solamente estaba los sábados y domingos. Naturalmente me gustaron los artículos de Mateo García por hacer referencia todos ellos a actos históricos o costumbristas locales y eso me interesaba, y sin darme cuenta me fui adentrando en los entresijos de esta hermosa ciudad.
Una mañana en Murcia coincidí con un viejo amigo, el maestro Antonio Acosta Raya, gran músico, catedrático del conservatorio y exdirector por jubilación del Orfeón Murciano Fernández Caballero al que tantos lazos me unían. Cuando le dije que vivía en Totana me habló de un periodista llamado Mateo García del que le dije leía semanalmente sus artículos, sintiendo curiosidad por conocerlo.
Un día me presenté a él, charlamos con amplitud de una afición común, la de escribir, y creamos una amistad que durará mientras vivamos, si bien creo que Mateo no es de los que se mueren a tenor de la edad que tiene. Posteriormente fui leyendo sus libros y conociendo más a Totana hasta que hice junto con otros unos cursillos de guías turísticos voluntarios y conocí más en profundidad la Totana que yo estaba ya leyendo a través de los excelentes historiadores locales que ya he mencionado en otro artículo.
Además de los cursillos charlé muchas veces con él y fui profundizando en el personaje, una mezcla de periodista, ya que había sido durante muchos años corresponsal de prensa en la localidad, amante del fútbol del que era un gran conocedor, docente en retirada y almacenador de curiosidades, entre ellas fotocopias de todos los grandes acontecimientos ocurridos en Alhama de Murcia, Totana, Mazarrón y Aledo, libros y fotos dedicadas por personalidades interesantes que visitaron la localidad.
Una de las cualidades extraordinarias que tiene Mateo García es la de ser un ameno conversador y en eso coincidimos como en tantas cosas. Fueron muchas y amplias nuestras conversaciones cada vez que yo podía, pues pacientemente soportó mis muchas preguntas a la vez que valoraba el motivo que me llevaban a ellas: conocer a Totana para amarla más, saliendo sin pretenderlo un totanero de adopción en mí.
Encontré en Mateo García a individuo singular, maestro de muchos amigos, poseedor de una amplia cultura vivencial, un hombre sin edad, algo que el tiempo se ha encargado de demostrarme pues ya va buscando y encontrará los cien años, un enamorado de Totana y de su Alhama natal, con grandes curiosidades como el coleccionismo de álbumes de cromos, conchas marinas y un sinfín de curiosidades más, así como su amor viajero y las diapositivas de todos ellos, en los que cuando podía influía la visita a algún totanero emigrado que luego plasmaba en sus libros.
De él aprendí mucho y además me insufló la curiosidad de conocer más esta bendita ciudad y en ansia de aprender de ella, algo que sin duda ha marcado mi vida y muchos de los trabajos que realizo y que además estoy dispuesto a continuar.
Gracias Mateo por el gran bien que me hiciste y por tu amistad.
Juan Ruiz García