Lunes 13ª semana del Tiempo Ordinario

Paso la palabra. Para meditar cada día
Lunes 13ª semana del Tiempo Ordinario
Por Jesús Aniorte

1. Preparación

Señor, aquí estoy delante de ti. Ayúdame a tomar conciencia viva de que tú estás conmigo siempre. Esté donde esté, tu presencia amorosa me envuelve. Dame tu gracia para que este rato de oración me sea provechoso. Que vea claro qué quieres de mí. Dame un corazón nuevo, que me guíe por tus caminos de amor. Me pongo en tus manos, Señor. Soy todo tuyo. Haz de mí lo que tú quieras. Amén.

Ahora lee despacio la Palabra de Dios y las reflexiones que se proponen. Déjate empapar de la Palabra de Dios. Si con un punto de reflexión te basta, quédate ahí, no prosigas.

2. La palabra de Dios

Jesús, al verse rodeado por la multitud, dio orden de cruzar a la orilla. Entonces se le acercó un maestro de la Ley y le dijo: "Maestro, te seguiré adondequiera que vayas." Jesús le contestó: "Los zorros tienen cuevas y las aves tienen nidos, pero el Hijo del Hombre ni siquiera tiene dónde recostar la cabeza". Otro de sus discípulos le dijo:"Señor, deja que me vaya y pueda primero enterrar a mi padre." Jesús le contestó: "Sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos." (Mateo 8:18-22).

1.      Un maestro de la Ley se ofrece a Jesús para seguirle adondequiera que vaya. Pero el discípulo ha de saber lo que hace y ha de examinar las exigencias del seguimiento antes de decidirse. Porque no se trata de  irse con él para aprender una doctrina, como los discípulos de otros maestros. El discípulo de Jesús se va con él para vivir el estilo de vida de Jesús: vivir para el reino de Dios y para la liberación de los que sufren. Ni siquiera un hogar seguro puede esperar, porque tampoco Jesús lo tiene: "Los zorros tienen cuevas y las aves tienen nidos, pero el Hijo del Hombre ni siquiera tiene dónde recostar la cabeza.” La vida de Jesús será un ir de un sitio a otro, pregonando y realizando el Reino de Dios… Yo, Señor, digo que soy seguidor tuyo; pero ¿lo soy de verdad? ¿Tu estilo de vida es el mío? ¿Qué lugar ocupas tú, Señor Jesús, en mi vida? ¿Además de conocer tu evangelio, lo vivo?

2.      El seguimiento de Jesús supone renuncias. Pero al hablar de renuncia, Jesús no hace apología del sufrir por sufrir. La renuncia que pide es consecuencia de la opción que el discípulo hace por el etilo de vida del Maestro. El ser fiel a un amor, exige renunciar a otros amores. Optar por el estilo de vida de Jesús exige renunciar a otros modos de vivir más cómodos y llevaderos. El teólogo Karl Barth, dijo: "Para comprender las Escrituras debemos dejar de actuar como espectadores". De eso se trata, de no quedarnos en espectadores del estilo de vida de Jesús, sino de hacerlo nuestro. Tú, Señor, vas esparciendo por todas partes la Palabra que el Padre te ha encargado sembrar, y curando y sanando, y acogiendo y perdonando. Lo tuyo es vivir para los demás, no para ti. Y ése ha de ser el estilo de tus discípulos. ¿Cómo ando yo en esto, Señor? Entre seguirte a ti y seguir otros “estilos” de vida más cómodos, ¿qué suelo escoger?

3.      Hay otro discípulo que pide a Jesús demorar su seguimiento hasta que fallezca su padre: “Señor, deja que me vaya y pueda primero enterrar a mi padre." Jesús le contestó: "Sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos." Respuesta exigente, hasta parecer inhumana. Pero Jesús lo que pide es evitar las dilaciones tramposas. La expresión “deja que los muertos entierre a sus muertos” era un dicho popular que significaba que no hay que gastar tiempo y energías en lo que no tiene futuro ni nada que ver con la vida. Es lo que quiere expresar Jesús. Él ofrece la Vida nueva, y hay que acogerla sin dilaciones, rompiendo decididamente con la religiosidad sin vida, con el pasado muerto, simbolizado en el padre fallecido, y dejar a los “muertos” – a los que no escuchan la llamada de Jesús-  que se ocupen de “los muertos” –de lo que no es el Reino-. Señor, ante tus llamadas, ¡cuántas veces yo dilato la repuesta! Veo, Señor, que soy de los que dicen “mañana, siempre mañana, pero nunca mañanamos”, que escribió el poeta. Kierkegaard dice: “Cada uno ha de ver claramente lo que significa ser cristiano y elegir con toda sinceridad si quiere serlo o renuncia a ello. Y tengamos claro esto: Dios prefiere que confesemos honradamente que no somos ni queremos ser cristianos. Tal vez esto será lo que nos permitirá llegar a serlo. Porque Dios prefiere esta confesión a la náusea de un culto que es una burla de él.”  Señor, que mi culto sea siempre sincero y nunca, burla de ti. 

3. Diálogo con Dios

A la luz de esta Palabra y estas reflexiones, pregúntate qué te pide el Señor... Háblale como a un amigo. Pídele perdón, dale gracias. … Escucha en tu corazón qué te dice el Señor. Pide que te ayude para poder llevar a la práctica los deseos que han surgido en tu corazón.

27/06/2011


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