Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo (C)
Por Jesús Aniorte
1. Preparación
Señor, aquí estoy delante de ti. Ayúdame a tomar conciencia viva de que tú estás conmigo siempre. Esté donde esté, tu presencia amorosa me envuelve. Dame tu gracia para que este rato de oración me sea provechoso. Que vea claro qué quieres de mí. Dame un corazón nuevo, que me guíe por tus caminos de amor. Me pongo en tus manos, Señor. Soy todo tuyo. Haz de mí lo que tú quieras. Amén.
Ahora lee despacio la Palabra de Dios y las reflexiones que se proponen. Déjate empapar de la Palabra de Dios. Si con un punto de reflexión te basta, quédate ahí, no prosigas.
2. La palabra de Dios
En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar al gentío del reino de Dios y curó a los que lo necesitaban. Caía la tarde, y los Doce se le acercaron a decirle: - «Despide a la gente; que vayan a las aldeas y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en descampado.» Él les contestó: - «Dadles vosotros de comer.» Ellos replicaron: - «No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer para todo este gentío.» Porque eran unos cinco mil hombres. Jesús dijo a sus discípulos: - «Decidles que se echen en grupos de unos cincuenta.» Lo hicieron así, y todos se echaron. Él, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y cogieron las sobras: doce cestos. (Lucas 9, 11b-17). 1. En la fiesta del Cuerpo y la Sangre del Señor celebramos que el Señor no nos ha dejado solos, sino que ha querido permanecer entre nosotros bajo los signos humildes del pan y el vino. En la Eucaristía Jesús sigue siendo el Dios-con-nosotros. Y no sólo está con nosotros, sino que nos ama tanto que se parte y se nos entrega como alimento para nuestro caminar cristiano. Por eso, Señor, ésta es una fiesta para darte gracias y para llenarnos de alegría. Sí, Señor, gracias, hoy y siempre a ti, Jesús Eucaristía, por tu gran amor para con nosotros. 2. Pero esta fiesta es también para recordar que somos una familia, que todos somos hermanos. Por eso, la Iglesia celebra hoy el Día Nacional de la Caridad, el día del amor gratuito a los más necesitados. En este día el Señor -como nos cuenta en el evangelio que hizo en aquella ocasión- mira a la multitud de los que hoy sienten hambre y nos dice lo que a los discípulos entonces: "Dadles vosotros de comer... En aquella ocasión los discípulos no tenían mucho. Pero pusieron a disposición de los hambrientos lo que tenían, y Jesús hizo lo demás. Alguien ha dicho que entonces los discípulos tenían ganas de compartir, pero tenían poco que compartir. Hoy (a pesar de la crisis) tenemos mucho más, pero resulta que tenemos menos ganas de compartir. Dicen que con el “pan” -con los bienes-, que hoy hay en el mundo, no haría falta “multiplicarlo” para que comieran todos, como en el episodio del evangelio de hoy; bastaría que lo partiéramos y lo pusiéramos a disposición de los hambrientos. Ocurre que, como dice valientemente Jean Ziegler, delegado de la ONU para asuntos alimentarios: “tenemos una multitud de empresarios, especuladores y bandidos financieros que han convertido en salvaje un mundo de desigualdad y de horror”. Señor, ¿hasta cuándo el egoísmo dominará los corazones de los que más tienen… y de los que no tenemos tanto?. 3. En la Eucaristía Jesús se parte y se entrega a todos. Y ese Pan que es su Cuerpo, que comemos todos, nos unifica a todos, nos hace uno. Por eso, ¿hay algo más absurdo que celebrar la eucaristía y continuar encerrados en nuestros egoísmos, sin entregarnos nosotros? ¿Hay algo más contradictorio que compartir el Pan del cielo y no compartir nuestro pan de la tierra? Señor, perdónanos, porque muchas veces convertimos la eucaristía en una farsa. El obispo misionero Pedro Casaldáliga escribió de la Eucaristía: “Unidos en el pan los muchos granos / iremos aprendiendo a ser la unida / ciudad de Dios, ciudad de los hermanos. / Comiéndote sabremos ser comida. / El vino de sus venas nos provoca. / El pan que ellos no tienen nos convoca /a ser contigo el pan de cada día. / Llamados por la luz de tu memoria, / marchamos hacia el Reino haciendo historia, /fraterna y subversiva Eucaristía.” ¿Son nuestras eucaristías así: “fraternas y subversivas”? Señor, que lo sean
3. Diálogo con Dios
A la luz de esta Palabra y estas reflexiones, pregúntate qué te pide el Señor... Háblale como a un amigo. Pídele perdón, dale gracias. … Escucha en tu corazón qué te dice el Señor. Pide que te ayude para poder llevar a la práctica los deseos que han surgido en tu corazón.
02/06/2013
Artículos de "Al hilo de la vida y de mis reflexiones"
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