Domingo 25º del Tiempo Ordinario (A)
Por Jesús Aniorte
1. Preparación
Señor, aquí estoy delante de ti. Ayúdame a tomar conciencia viva de que tú estás conmigo siempre. Esté donde esté, tu presencia amorosa me envuelve. Dame tu gracia para que este rato de oración me sea provechoso. Que vea claro qué quieres de mí. Dame un corazón nuevo, que me guíe por tus caminos de amor. Me pongo en tus manos, Señor. Soy todo tuyo. Haz de mí lo que tú quieras. Amén.
Ahora lee despacio la Palabra de Dios y las reflexiones que se proponen. Déjate empapar de la Palabra de Dios. Si con un punto de reflexión te basta, quédate ahí, no prosigas.
2. La palabra de Dios
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: "El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido." Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: "¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?" Le respondieron: "Nadie nos ha contratado." Él les dijo: "Id también vosotros a mi viña." Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz: "Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros." Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: "Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno." Él replicó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia por que yo soy bueno?" Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos." (Mateo 20:1-16ª). 1. Antes de proponer Jesús esta parábola, ha hablado de que en el Reino de Dios que comienza con él y al que invita a todos a entrar, las cosas serán de manera muy distinta a como ocurren entre la gente de este mundo, e incluso a como piensan los mismos apóstoles que andan peleando por ser los primeros en ese Reino. Jesús les ha dicho lo que dice al final de este evangelio de hoy: “los últimos serán los primeros y los primeros los últimos." Es decir, la lógica del Reino será una lógica al revés de la del mundo. Aquí rige la lógica de la ganancia, la de la paga ganada a pulso; en el Reino de Dios, por el contrario, rige la lógica de la gratuidad, del amor. Es lo que nos enseña con la parábola de hoy, en la que nos dice que el amo de una viña contrata a distintas horas a trabajar en ella, pero a la hora de pagar, paga a todos los contratados lo mismo: un denario, que era lo prometido a los de la primera hora… Así de generoso es Dios con nosotros: ama con amor gratuito: Da lo mismo a los que fueron a trabajar al atardecer que a los que fueron a primea hora. Porque el amor de Dios no es paga, sino regalo gratuito que él nos hace. ¿Quién puede ganarse tu amor, Señor? Tú nos amas aun antes de que te amemos y aun cuando seamos pecadores. ¿Qué sería de nosotros si sólo amaras a los santos? Gracias, Señor, por ser tan bueno y generoso. 2. Cuando llegaron los contratados en las primeras horas y habían trabaja más, recibieron, como los últimos, un denario. Esto les indignó y protestaron porque piensan que merecen más jornal, porque han trabajado más. El amo replicó a uno: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti… ¿O vas a tener tú envidia por que yo soy bueno?" Jesús propuso esta parábola pensando en los fariseos, que le criticaban, porque acogía a lo peor de la sociedad: los pobres, pecadores, publicanos, prostitutas, etc. Y san Mateo la recuerda a su comunidad, porque los cristianos procedentes del judaísmo se quejaban de que los paganos que se convertían recibían el mismo trato que ellos que habían pertenecido siempre al pueblo elegido. Con la parábola Jesús dice a los fariseos que él hace lo que hace Dios: ser bueno y generoso con todos, con los que han trabajado más y con los que han trabajado menos. Y lo mismo dice san Mateo a su comunidad: Dios es tan bueno y generoso que a todos llama a la salvación: a unos antes y otros después, y a todos –vengan de aquí o vengan de allá- les regala su amor y su salvación… Señor, qué mezquinos somos también a veces nosotros: en vez de alegrarnos porque eres generoso con el hermano, somos capaces de disgustarme. 3. Hoy día el Señor sigue saliendo a la plaza a buscarnos para enviarnos a trabajar en su viña. Unos podemos ser más o menos jóvenes, y otros tal vez estemos ya en el atardecer de la vida; eso es lo de menos, lo importante es que nos llama y nos invita a ir a su viña... ¿Le respondemos pronto o le damos largas? ¿Qué excusas ponemos?... Porque lo que Jesús enseña en esta parábola sobre la gratuidad del amor de Dios, no es invitación a demorar nuestra respuesta a Dios. Al contrario, saber que Dios nos ama antes de que le amemos nosotros, incluso aunque seamos pecadores, ¿no debe animarnos a responder con más amor al Señor y a trabajar por el Reino con más entusiasmo? Yo, Señor, quiero escuchar tus llamadas a ir tu “viña”. Y no porque piense en la paga, sino porque sé que me amas. Y ¿cómo no voy a responder con amor a tu amor?
3. Diálogo con Dios
A la luz de esta Palabra y estas reflexiones, pregúntate qué te pide el Señor... Háblale como a un amigo. Pídele perdón, dale gracias. … Escucha en tu corazón qué te dice el Señor. Pide que te ayude para poder llevar a la práctica los deseos que han surgido en tu corazón.
18/09/2011
Artículos de "Al hilo de la vida y de mis reflexiones"
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