El carril bici del Guadalentín
No salgo de mi asombro con nuestros gobernantes. La Región de Murcia, que cuenta con unas envidiables condiciones climáticas y meteorológicas para que el personal se trasladara en bici por muchos itinerarios y espacios de su vida cotidiana, ha hecho siempre gala de su desprecio por este modesto, económico, limpio y honrado medio de transporte que,.sin embargo, en otros países donde la lluvia está continuamente presente (Bélgica, Holanda, Dinamarca, por no tener que irnos tan lejos citando al Extremo Oriente, pero, claro, allí son más pobres y entonces no cuenta) representa una alternativa que permite dar a esas ciudades pro-bicis un aire singular muy lejos, a su favor, por supuesto, del que ofrecen las que en buena parte andan perdidas por un tráfico insoportable que las hace especialmente repelentes, hundidas en un modelo que cada día nos quiere vender más coches, como sea.
El caso más cercano lo tenemos en la ciudad de Murcia, donde su Ayuntamiento negó desde siempre el pan, la sal y el carril a las miles de bicis que siempre hubo en esta ciudad huertana y amante de la bicicleta, y ahora viene su alcalde diciendo que están por el carril -¡miau! dijo el gato-, apoyándose en ese carrilito sin pies ni cabeza que han hecho paralelo al tranvía, con más trampas que una película de chinos y con más paradas que el rosario de la aurora. Y a eso le llaman carril bici y se quedan tan orondos.
Ahora, en mi pueblo, mi querida Totana, en palabras de su alcalde, que no para de entrevistarse con todos los consejeros –como hacen los colegas del partido gobernante en la Región, para que se vean lo bien que gestionan los alcaldes electos, y de paso a ver si sacan algo de viruta para ir tapando agujeros e ir saliendo en los papeles-, se habría apuntado a conectarse al proyecto de carril-bici que, por lo que anuncia el Consejero de Obras Públicas y Transporte de la Región de Murcia, uniría Alhama, Totana, Lorca y Puerto Lumbreras, unos cincuenta kilómetros, a ojo de carril, ¡se imaginan el Guadalentín encarrilao! O sea, que pasaríamos de contar con cero kilómetros en nuestras ciudades, tan hasta el gorro de coches, de ruidos y de humos, a un carril por el campo -¿o por los montes?, ¿o mixto, como en las grandes etapas de las rondas ciclistas?, habría que preguntárselo a sus promotores-. Me parece que se ha perdido el Norte.
Esto nos convertiría en los más originales de todo el Arco Mediterráneo, esa expresión acuñada por los listillos de turno que no sirve para nada, salvo para que nuestros políticos vayan diciendo por ahí que la Región de Murcia está en el centro de ese Arco, y no en el extremo del Mediterráneo, ya sin Arco, y que somos los que más crecemos en el Arco, y venga a tensar el arco, aunque tengamos los salarios más bajos y las peores condiciones laborales del susodicho, que es una de las cosas que vergonzosamente vamos vendiendo para la atracción de inversiones extranjeras.
Nuestro alcalde dice que “éste es uno de los grandes proyectos de Totana y la Comarca del Guadalentín”, y si él lo dice, que para eso es el baranda del pueblo, sus razones tendrá, mientras nosotros pensamos que a partir de ahora el comercio, el turismo y los viajes de compras por esta zona, aparte de los saludables paseos o las incursiones por el agro en busca de caracoles y cerrajas, tendrán lugar en bici. Se anuncia la visita del consejero y del cuerpo técnico para reunirse con todas las autoridades de la zona y tratar el asunto, estando previsto unir más pueblos a través de este carril. Aquí el que no se encarrila es porque no quiere.
Propongo que se les invite a todos a un almuerzo en nuestro municipio (en la Balsa Vieja, por ejemplo, y así los dirigentes del Club de Mayores, íntimos colaboradores de nuestras autoridades, podrían organizar un buen pollo y salir todos en las teles, en los papeles y en las ondas), o en el “monasterio” de Santa Eulalia, institución que ha cumplido sus tres primeros añitos de oprobio cultural con el beneplácito de los patronos de La Santa.
Y para terminar tan brillante jornada sugerimos que se dieran un ejemplar paseo en bici por el pueblo para ir abriendo boca y haciendo piernas entre la ciudadanía, pues no sería necesario que se bajaran hasta el puente del río o al Paretón, mismamente, para no cansar ni a sus ilustrísimas ni a sus excelentísimas, que tiempo habrá para lanzarse en bici por el Guadalentín y contribuir a la riqueza de la Comarca con nuestro rítmico pedaleo y lo que llevemos en la mochila para intercambio, como si fuera la época del estraperlo o de la economía de trueque.
Ginés Rosa
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