Cosas de la Semana Santa de mi pueblo
No me resisto a dejar pasar la Semana Santa sin traer a El patio alguna semblanza de estos días en los que la ciudadanía invade la calle y se dispone a celebrar la fiesta por excelencia, donde casi todo el mundo se implica y nada parece ajeno al pueblo soberano, dueño, señor y organizador de estas procesiones que, desde sus tímidos inicios en el siglo XVII, vienen haciendo historia en este pueblo tan nazareno a la antigua y a la nueva usanzas.
La revista de Semana Santa –“el libro”-, en su décimo-séptimo año de andadura, mantiene su buen tono de contenidos y calidad técnica y gráfica. De siempre escuché decir en Totana aquello de que sobre nuestra Semana Santa había para escribir un libro, en referencia a sus especiales peculiaridades, vanos, al tradicional maremágnum, actualmente bajo control. Sin duda, éste es otro libro. Y el de Juan Cánovas otro. Con su aparición el Miércoles de Ceniza, la Semana Santa totanera calienta tronos, cirios, música… y remueve las túnicas de todos los colores en armarios, cofres, arcas y sinfonieles. Y junto al “libro”, el cartel, el testimonio gráfico por excelencia de la Semana Santa.
Por los despachos anda pendiente la posible declaración de la Semana Santa de Totana como Fiesta de Interés Turístico Regional, distinción que décadas atrás tenía una alta significación pero que actualmente se ha descafeinado de forma considerable, ya que los controles y los criterios que inspiraron estas declaraciones se han convertido en una especie de coladero en el que cada pueblo quiere su Semana Santa de Interés turístico porque sí, aunque este no sea el caso de Totana. El arriba firmante puede hablar con absoluta propiedad y conocimiento directo, indirecto y circunstancial, como los complementos de toda la vida, sobre las Fiestas de Interés Turístico Regional. Está claro que si hay una Semana Santa que se merecía esta distinción es la de Totana, sobre todo desde su época de examen de conciencia, dolor de corazón y propósito de la enmienda pero, digámoslo claro, conseguir ese galardón no lleva a más, salvo ponerlo en carteles y folletos, y aparecer en la lista, cada vez más larga, de pueblos galardonados, pues eso no va a atraer más gente de la que se da cita en Totana, que no es poca.
Otra cosa es que traigamos personal para ocupar las sillas de los itinerarios de las procesiones, en otro tiempo repletos de espectadores, donde se prodigaban los caramelos y otras cosas que salían de los buches nazarenos, verbi gratia empanadas, bocaditos, magdalenas… Un año hasta nos pusieron una hermosa tribuna en la plaza de los siete nombres pero que si quieres… A los totaneros no nos va eso de trepar por las tribunas, al contrario que los lorquinos, así que el invento sólo duró aquel año.
Teniendo en cuenta que en Totana el que no se viste de nazareno está dando vueltas u ocupando las terrazas dándole al diente, algo habrá que hacer para que el personal vuelva a las sillas y las procesiones tengan espectadores como Dios manda. Por ejemplo, sorteos de viajes a Cancún y a Palma de Mallorca o algún apartamento en Torrevieja, como en la tele, o algunos móviles con llamadas de promoción, y cosas así de interés general. Ahora, eso sí, sentados de principio a fin en todas las procesiones o en la mitad de ellas, según los premios, y con la cosa controlada, por ejemplo, con gente del paro, hermosa ocupación para tan religioso menester.
El centro del pueblo se ha quedado prácticamente sin bares. El Ortiz, el Cojo y el Plaza echaron sus respectivos candados, lo que nos anuncia un adiós, muy buenas al gran ambiente cervecero-callejero de estos días, que el ambiente es uno de nuestros mejores ingredientes, por lo que a este paso va a haber que proclamar una Carta Puebla o de Repoblación con incentivos, como en la Edad Media, para atraer gente que quiera instalarse y mover un poco el ambiente.
Dejo para el final un sentido adiós y el mejor recuerdo para un nazareno ejemplar que luchó, incansable, por la renovación de nuestra Semana Santa: Paco el Zamarreño, el gran ausente este año.
Ginés Rosa
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